Fuego: Es éste ardor que consume mi cuerpo.
Agua: Es lo que me calma al gotear por mi mejilla y al caer se transforma en nada.
Viento: Esa fuerza que atraviesa mi cuerpo, que me da vida con un respiro y que me quita un pedazo de alma con un suspiro
Tierra: Es mi refugio, mi casa, mi sustento y dentro de un tiempo mi esencia será una con ella.
Los cuatro elementos de la madre naturaleza, tan simples y tan complejos, tan muertos y tan vivos; uno te da la vida mientras el otro de un santiamén te la quita.
Venid a mi os lo pido; dadme una vida eterna sin tormento o acabar con mi sufrimiento; destruidme oh malditos elementos pues cada uno en mi ser me esta carcomiendo.
Sólo pido un deseo que cada uno me deleite en mi desalmado existir:
Al fuego le pido pasión, pero no de esa que sólo la carne siente y el alma muere sino de aquella que el alma se entrega hasta la vida eterna.
Al viento le pido fuerza y calma a la vez para mover montañas o acariciar una rosa; para volar sobre mares o simplemente percibir el perfume de las flores.
Al agua le pido consistencia e integridad para que nunca me falten lágrimas a la hora de llorar.
A la tierra antes que nada la beso, la abrazo y la maldigo pues aún cuando en ella veo esperanza - como en la cosecha - veo riqueza - como en su belleza - también veo dolor, consternación y muerte.
Viento: ¡Dame libertad!
Fuego: ¡Dame calor!
Agua: ¡Dame vida!
Tierra: ¡Dame muerte! …
Y los cuatro denme sabiduría; dejadme aprender de ustedes dioses naturales, dejadme comprender lo complicado de su forma y tal vez entonces ese día empezaré a comprenderme a mí.
ROY
25 / febrero / 98
P.D.: Yo me pregunto:
¿Sois acaso “jinetes” vosotros cuatro?
jueves, 26 de noviembre de 2009
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