lunes, 13 de diciembre de 2010

¡Sí existen!

Hoy es el día en que nos corresponde, dentro de la calendarización familiar, recibirlos a todos para comer. Llego a la casa más temprano de lo normal para ser el octavo día. Todavía no puedo asimilar los eventos de la mañana.

Ensimismado dejo mi gorro y mi bastón en su respectivo lugar. Mi mujer me abraza casi de inmediato, ella sabe que algo me sucede, tienen una especie de sexto sentido para estas cosas, no me dice nada. Mis hijos también lo notan en especial el menor de ellos.

- Tranquilo Onceavo – le dice Primera – ya se le pasará en cuanto llegue el resto de la familia.

Me siento a la mesa, estoy como obnubilado. En eso llegan mis setenta y siete hermanos, cada uno con mis setenta y siete sobrinos. Siendo el hermano de en medio hay que aprender a lidiar con la tozudez de los mayores y con la “latosidad” de los menores. Todos se saludan abrazan y demás, es un verdadero barullo, yo ni siquiera me levanto. Sigo cavilando los sucesos de temprano.

En eso me encuentro cuando llegan los treinta y tres tíos y vienen, lógicamente, con sus respectivos hijos. En este momento ya no tengo cabeza para lidiar con alguno de mis cincuenta y cinco primos. A pesar de los reclamos de mis hermanos, sobre todos los cuarenta y ocho mayores sigo en mi sitio, sin moverme, incluso. ¿Creerán lo que me pasó si se los digo?

Llegan por fin mis padres. Padre me observa, lo sé puedo sentirlo, con una mirada de reprobación y otra de preocupación. Madre con mayor empatía me dice:
- Ya empieza todos estamos esperando para que des permiso y comencemos a comer – No reacciono de forma alguna. Siento la mano de madre en mi hombro – vamos dinos ¿qué te sucede?

- Sé que no tengo cabeza en este momento – la recojo, me la coloco y observo a Onceavo – gracias por preocuparte por mí, pequeño duendecillo – me levanto y me subo a una silla para que todos puedan oírme – Debo decirles lo que me sucedió, antes de que el resto de la familia llegue, esto quiero que quede sólo entre la familia cercana, la razón por la cual estoy tan distante, tan ofuscado – aclaro mi garganta, tomo un trago de sábila y tomando valor les digo – Hoy por la mañana comprobé que los humanos existe.

13/Dic./2010

Roy

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