jueves, 20 de marzo de 2014

Una obra maestra


Una mañana más. Todo el horizonte es iluminado pausadamente por el astro rey. Las gotas residuales de la lluvia nocturna en las plantas y en el suelo que brillan por los haces de luz, al poco tiempo desaparecen. 
Esto anuncia que la hora de trabajar ha llegado: Ninguna presta atención a los elementos, ellas tienen que salir y acarrear alimento para el hormiguero, esa es su labor desde que amanece hasta el anochecer, una rutina diaria, en ocasiones interrumpida con eventos como el que está por suceder esta mañana: ¡Avispas!
Ellas no pueden combatir, no nacieron para ello, son rápidamente derrotadas, algunas despojadas de su alimento otras acarreadas mas dieron la señal de alarma, un tipo diferente de ser ha llegado su coraza más resistente, unas tenazas más fuertes y una especie de sustancia paralizante en su interior, ellas han hecho que las avispas retrocedan y todo regrese a la normalidad.
Una joven avispa guerrera lucha por combatir los efectos del veneno en su sistema, al parecer poco a poco consigue aguantar, mientras lucha cae en una fina y casi invisible red de la cual no logra escapar. Una criatura de ocho patas se desplaza con facilidad sobre la tela y tiene un gran almuerzo, además debe alimentar a varias creaturas pequeñas de ocho patas que, tal vez dentro de unos días, estarán tejiendo su propia red.
Un nuevo personaje entra en escena poco después del medio día; él, con su veloz aleteo, su fino pico y su diestra lengua recolecta en donde las avispas y las hormigas rondan, tiene cerca su nido, espera la llegada de su emplumada pareja. Parece a simple vista que flota en el aire más es sólo un momento pues ya se encuentra en otra parte alimentándose de néctar.
Llega el atardecer y con él unas nubes que han sido traídas por el ligero viento, nubes que presagian tormenta, las gotas esporádicas confirman esto y al poco tiempo, a pesar de no ser la gran tormenta predicha, hay ¡CAOS!: El colibrí rápidamente busca refugio bajo el árbol; muchas hormigas perecen en una “gran” inundación, no ha sido un buen día para el hormiguero; la red cede ante la inclemencia del tiempo; las avispas se dispersan, varias no encontrarán el camino de regreso a casa.
Todo sucede en un instante, nada de lo anterior es percibido por otros seres que en comparación son ENORMES y más “evolucionados”; pero de igual forma corren a ocultarse, nada fue visto por los ojos de estos seres pues se hallaban en su propia rutina rápida, frenética y civilizada; ningún ojo humano vio a la avispa atrapada, o a las hormigas trabajando o a la araña alimentar a su progenie.
El sol se abre paso entre las nubes, ahora las hormigas reconstruyen su hogar y la araña su teje una nueva red, mientras el colibrí busca a su pareja y las avispas su colmena y los humanos…seguir civilizados.
El sol se oculta para los pequeños seres la labor termina; la luna y las estrellas iluminan la ciudad donde la vida abunda, otros seres nocturnos entran en escena y el hombre sigue despierto y sin mirar, sin conciencia.
Este capítulo en la obra maestra que es la naturaleza ha terminado, uno nuevo en la obscuridad empieza, esto forma un continuo de espacio y tiempo, seguirá aún cuando la civilización no la observe. Por lo menos esa es mi esperanza.
Roy
14/Julio/1998

Al día siguiente, con las primeras luces, una pequeña niña al bajar del auto, se detiene a observar una flor…

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